Se celebró el Día del Idioma

     El domingo 23 de abril se celebró en la Argentina y el mundo hispanohablante el Día del Idioma. En 1936, la Academia Argentina de Letras solicitó al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública que se eligiera esta fecha, en que conmemoramos la muerte de Miguel de Cervantes, para celebrar el Día del Idioma.

      
Todos los 23 de abril se celebra el  Día Mundial del Idioma Español como conmemoración de la importancia del español como lengua internacional, que ya cuenta con más de 450 millones de hispanohablantes en el mundo. La fecha es en honor al escritor Miguel de Cervantes Saavedra, quien murió el 23 de abril del año 1616 y cuya novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha es considerada la obra cumbre de la lengua española.

      
En la misma fecha anual, en todo el mundo se celebra el  Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, una conmemoración con el mismo sentido que el Día del Idioma. Tiene el particular objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Creado por la UNESCO, es un día simbólico para la literatura mundial ya que en esa fecha en 1616 fallecieron Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. La fecha también coincide con el nacimiento o la muerte de otros autores prominentes como Maurice Druon, Haldor K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo. Más información en la página de la UNESCO.

El origen argentino del Día del Idioma: una propuesta de la AAL

      Como significativa contribución de la Academia Argentina de Letras al homenaje a la literatura y la lengua española, traemos a colación un artículo que don Raúl H. Castagnino escribió cuando era presidente de nuestra Institución, y que fue publicado en el Boletín N.° 247-248 correspondiente al año 1998.

      
En el artículo, titulado “Homenaje al habla de Castilla. Idioma de los argentinos”, Castagnino da a conocer los orígenes de la celebración del Día del Idioma y explica cómo nació de una propuesta de la Academia Argentina de Letras en 1938, que luego tuvo resonancia en España y adquirió trascendencia mundial.

      
Castagnino cuenta que en el año 1936, en sesión ordinaria del 1 de octubre, la AAL recibió y dio entrada a un proyecto del académico Gustavo Martínez Zuviría, en el cual proponía cambios de metodologías en la enseñanza escolar del idioma usado por los argentinos. Y en sus fundamentos al proyecto aparece, por primera vez en el mundo hispanoparlante, el sintagma “día del idioma”, cuando el autor reflexiona: “Considero indispensable que se cree el Día del Idioma y que su conmemoración tenga por principal escenario las escuelas y colegios de la República”.

      
La AAL solicitó entonces al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, al Consejo Nacional de Educación y a los gobiernos o provincias, que “el 23 de abril de cada año —o el primer día lectivo si aquel fuese feriado— se recuerde la memoria de Cervantes en las clases de castellano y literatura de todos los establecimientos de enseñanza, como un homenaje al más grande de los novelistas y a nuestra hermosa lengua”. Con fecha 4 de noviembre de 1938 aparece la resolución ministerial que oficializa lo requerido por la AAL.

      
Cuarenta y cinco años después, en septiembre de 1981, en España se aprobaba una proposición para establecer la “Fiesta del idioma”, usando argumentos análogos a los oídos en la AAL casi medio siglo antes y sugiriendo para tal festividad la fecha 23 de abril, aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes.

      
Lea el  artículo completo de Castagnino, publicado en el Boletín de la Academia Argentina de Letras. Tomo LXIII, enero-junio de 1998, N.º 247-248 (1999).

Sobre el Día del Libro

      “Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros. A lo largo de la historia el hombre ha soñado y forjado un sinfín de instrumentos. Ha creado la llave, una barrita de metal que permite que alguien penetre en un vasto palacio. Ha creado la espada y el arado, prolongaciones del brazo del hombre que los usa. Ha creado el telescopio, que le ha permitido indagar el alto firmamento. Ha creado el libro, que es una extensión secular de su imaginación y de su memoria”.
      
Jorge Luis Borges, en “Prefacio al Gran diccionario enciclopédico ilustrado”, publicado por la AAL en el Boletín de la Academia Argentina de Letras. Tomo LXXVII, mayo-agosto de 2012, N.º 321-322 (2013).