El académico Oscar Martínez fue incorporado públicamente

La Academia Argentina de Letras realizó la recepción pública del señor académico de número Oscar Martínez en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, el jueves 6 de junio, a las 18.30.

Los oradores fueron los académicos Alicia María Zorrilla, presidenta de la Academia, quien pronunció las palabras de apertura; Santiago Kovadloff, quien dio el discurso de bienvenida titulado “Oscar Martínez, maestro mayor de obras”; y el recipiendario, que expuso sobre “La palabra en acción. La dramaturgia y la narrativa: dos formas literarias contrapuestas”.


La entrega de los distintivos institucionales. Foto: Infobae / Gustavo Gavotti

El acto contó con la presencia del secretario de Cultura del Gobierno de la Nación Argentina, Pablo Avelluto; la directora de la Biblioteca Nacional, Elsa Barber; el presidente de la Fundación Konex, Luis Ovsejevich; en representación de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, el miembro de número Hugo Burel; presidentes y miembros de Academias Nacionales; y los académicos de la AAL Alicia María Zorrilla, Presidenta; José Luis Moure, Vicepresidente; Rafael Felipe Oteriño, Secretario general; Pablo De Santis, Tesorero; Santiago Kovadloff, Antonio Requeni, Jorge Cruz, Olga Fernández Latour de Botas, Rolando Costa Picazo, Norma Carricaburo, Pablo Cavallero, Abel Posse, Santiago Sylvester, Jorge Fernández Díaz, Oscar Martínez, Hugo Beccacece, Hilda Albano, María Eduarda Mirande y Carlos Dellepiane Cálcena.

También estuvieron presentes la familia y amigos de Oscar Martínez, entre ellos su mujer Marina Borensztein y su suegra Berta Szpindler de Borensztein, hija y viuda de “Tato” Bores, respectivamente; Luis Brandoni; Ramón Bautista “Palito” Ortega; Evangelina Salazar; Magdalena Ruiz Guiñazú; Stella Maris “Teté” Coustarot; Fernando Bravo; Gabriela Acher; Alfredo Leuco; Marcos Carnevale; Mariana Arias; Carola Reyna; y Gabriel “Puma” Goity.

Los discursos completos se difundirán en el Boletín de la Academia Argentina de Letras —publicación impresa periódica y órgano oficial de la Academia—, en el número que corresponderá al período de julio-diciembre de 2017.

El actor, autor y director teatral Oscar Martínez fue elegido miembro de número de la Academia Argentina de Letras en la sesión del 23 de noviembre de 2017. Desde ese día ocupa el sillón “Ventura de la Vega”, en el que lo precedieron José A. Oría, Bernardo González Arrili y Rodolfo Modern. Estaba vacante desde el 22 de marzo de 2016 tras el fallecimiento del último. 

Incorporado como un referente del teatro, con su nombramiento en 2017 la Academia buscó cumplir uno de los objetivos fijados desde su creación en 1931: promover el teatro nacional. Así lo había anunciado el entonces presidente de la AAL José Luis Moure en declaraciones al diario La Nación: “Habíamos advertido que esta faceta de las letras, que son el cine y el teatro, no estaba representada en la Academia y que se necesitaba una figura de particular relieve”.

Además de sus cualidades profesionales, el Dr. Moure había destacado que “Martínez es un hombre de vasta cultura, de criterio y juicio crítico, muy reflexivo y preocupado por la educación”. Y había recordado que no es la primera vez que se incorpora a una figura ajena a la literatura —también la Real Academia Española tiene en su cuerpo a los actores José Luis Gómez y Manuel Gutiérrez Aragón—. Fueron académicos de la AAL médicos como Bernardo Houssay y Luis Federico Leloir, y actualmente es miembro de número el ingeniero Horacio Reggini.

Para ver la nómina de los actuales miembros de número, haga clic aquí.

  • La Nación: “Oscar Martínez, el ´ciudadano ilustre´ que saltó del teatro a la Academia”
  • Infobae: “36 fotos de la recepción pública de la Academia Argentina de Letras
    a Oscar Martínez”


Los académicos de la AAL presentes en el acto. Foto: Infobae / Gustavo Gavotti

Los discursos

alicia zorrilla
Alicia María Zorrilla

La responsable de abrir el acto fue la presidenta de la Academia, Alicia María Zorrilla, quien dijo que el objetivo del acto de recepción pública de Oscar Martínez era “expresar nuestra alegría para elogiarlo”, y afirmó: “Nos enseña que nuestras palabras no tienen refugio solo en la escritura, sino también en la oralidad”.

“Crear no significa solo escribir un libro, sino construir un personaje”, manifestó la doctora Zorrilla. Hizo un elogio a la profesión de actor y a Martínez como profesional consagrado de la actuación. Citó un texto de su libro Ensayo general. Apuntes sobre el trabajo del actor, y una declaración laudatoria que alguna vez hizo la actriz Norma Aleandro de esa obra.

“Su papel en la película El ciudadano ilustre —donde interpreta a un escritor argentino ganador del Nobel de Literatura— corrobora todos los conceptos que vierte en su libro”, exclamó la Presidenta. “Oscar Martínez es un magnífico decidor de palabras”.

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Santiago Kovadloff. Foto: Infobae / Gustavo Gavotti

A continuación, el académico de número Santiago Kovadloff, en su discurso de bienvenida titulado “Oscar Martínez, maestro mayor de obras”, resaltó la escasa presencia de dramaturgos que pertenecieron a la Academia: Enrique Garcia Belloso, Juan Carlos Ghiano y Rodolfo Modern. Oscar Martínez, el cuarto en esa lista, “respalda sus atributos de dramaturgo en su espléndida trayectoria actoral que va del cine al teatro”, afirmó Kovadloff.

“Cada vez se edita menos teatro y menos poesía —dijo el filósofo y escritor—. Se ha dejado de leer teatro, y como consecuencia se ha dejado de editarlo. Son incontables las personas que han visto las tres obras de las que Martínez es autor, pero escasas quienes las han leído”.

En su análisis crítico del estado de la cultura, Kovadloff afirmó que “esta realidad se inscribe en el marco de una profunda crisis del pensamiento”. Alertó sobre un “languidecimiento de la literatura teatral tradicionalmente entendida”: “Es inusual hoy encontrar en una biblioteca joven y no tan joven libros de teatro. Aunque esto no impide que se siga escribiendo teatro, y que pueda surgir una obra maestra”.

“Martínez, como autor, recurre a un recurso que no abunda: es un incisivo animador de personajes de papel. Sabe seguir las sugerencias del actor y director que hay en él”. Kovadloff presentó las convicciones del nuevo académico sobre el teatro de autor, y trazó una analogía entre los perfiles y las particularidades del ensayista y del actor que están en él. 

“Bienvenido quien suscita nuestra admiración y reconocimiento por lo que supo decir de sí mismo y tanto pudo decir de todos nosotros —cerró Santiago Kovadloff—. Querido amigo convertido por obra de su obra en flamante académico”.

oscar martínez
Oscar Martínez

“Estar hoy ante ustedes es una demostración más de lo prodigiosa y mágica que es la vida”, manifestó el nuevo académico Oscar Martínez durante su discurso pronunciado con visible emoción y titulado “La palabra en acción. La dramaturgia y la narrativa: dos formas literarias contrapuestas”.

“Me he pasado la vida, mi vida entera literalmente, representando ficciones. ´Realidades imaginarias´, como las llamaba mi gran maestro Juan Carlos Gené en sus clases y como me gusta desde entonces llamarlas a mí también: Realidades Imaginarias. Porque esa paradojal denominación expresa como ninguna otra la particular condición de las ficciones escritas para ser representadas. Esa inclinación (probablemente patológica) a encarnar identidades ajenas en historias imaginarias, más tarde concebida pretenciosamente como vocación, comenzó de manera nada original en los juegos de la niñez”. Con estas palabras comenzó su exposición, en la que recordó sus inicios en el terreno de la actuación y del teatro: “Viendo jugar juntos en el escenario a Ernesto Bianco y a Osvaldo Miranda —fue interrumpido aquí por el espontáneo aplauso del público— comprendí que debía dedicar mi vida a la poco honorable actividad que realizaban esos dos señores”.

“En la actuación se es instrumento e instrumentista al mismo tiempo —prosiguió Martínez sobre la labor del actor—. No se trata de parecer ni aparentar, sino de ser. Que el espectador crea que eso que se representa sucede por primera y única vez. El apotegma del actor es ´ser o no ser, esa es la cuestión´”.

El académico abandonó luego su disertación sobre la actuación y se centró en su labor como dramaturgo y ensayista y en destacar las diferencias entre la narrativa y la dramaturgia. “Si estoy llevando a cabo esta disertación para cumplir con el requisito protocolar que impone mi incorporación a la Academia Argentina de Letras, se debe a la benevolencia de mis colegas académicos para con mi obra escrita; sin la cual (lo dijo el entonces presidente doctor José Luis Moure al comunicar mi designación) no me hubiera sido posible tener el honor de ser invitado a integrarme al cuerpo académico. Pero claro, sin el actor, tampoco hubieran sido posibles esos textos que, impensadamente, me depositaron aquí. Enumero brevemente: se trata de tres obras teatrales: Ella en mi cabeza, Días contados y Pura ficción; las tres estrenadas, y con éxito, afortunadamente. Las dos primeras editadas. Y representadas además en diversos países: Uruguay, Chile, Colombia, México, España, Israel. Y a esa pequeña nómina de textos se agrega un libro editado por Planeta, hace dos años, bajo el sello Emecé, cuyo título es: Ensayo general (Apuntes sobre el trabajo del actor). Por lo dicho, todo indica que la palabra que se espera de mí en este acto, es la del dramaturgo, y en todo caso, en menor medida, la del ensayista”.

Martínez reveló en su discurso que tuvo, alguna vez, la fantasía de ser novelista: “Fue promediando mi etapa formativa, a los diecisiete años (lo recuerdo perfectamente) que me enamoré de la palabra escrita; de la narrativa. Y me convertí en un ferviente lector de novela. Estaba viva en mí la pasión por la actuación, pero convivía con mi pasión por la literatura, que me llevó incluso a tener la fantasía de convertirme en novelista. O sea, que disfrutaba, sin demasiadas contradicciones, de una suerte de bigamia entre dos disciplinas apasionantes e igualmente atractivas, pero que me demandaban (como todo amor verdadero reclama para sí) entrega incondicional y absoluta. Transcurridos los primeros años en los que sufrí algún que otro tironeo, decidí terciar entre esas dos posesivas amantes, casándome con la musa de la actuación y prometiéndole a la musa literaria que con el tiempo sería también dramaturgo. Eso me permitió seguir conviviendo con ambas. Hoy, finalmente, puedo decir que salí airoso, porque esta noche están las dos aquí conmigo, en paz, y orgullosas de participar de esta ceremonia, en la que cada una conserva su lugar de privilegio”.

El autor y director teatral se explayó luego sobre las limitaciones inherentes al trabajo del escritor de teatro y las diferencias entre el drama y la narrativa. “Lo preponderante en el teatro es la trama, y en la novela, el revés de la trama. El dramaturgo cuenta solo con la palabra en acción, no para ser leída sino para ser dicha por los personajes desplegados en el tiempo y en el espacio. El trabajo del dramaturgo es plasmar en su obra el horror de vivir en lo sucesivo. En la escena siempre es ahora. Allí la acción, en términos dramáticos, es modificación de la realidad. No es así en la narrativa”.

Oscar Martínez concluyó asegurando que “en la narrativa, entre el escritor y el lector no hay intermediación alguna. En la dramaturgia, intervienen los actores, el escenario y toda la representación. La obra del dramaturgo no es tal hasta no ser representada, fue hecha para ser reinterpretada por otros”.


José Luis Moure, Oscar Martínez, Alicia María Zorrilla y Rafael Felipe Oteriño, en el saludo final luego de la entrega de los distintivos institucionales


Foto: Infobae / Gustavo Gavotti

El evento concluyó con la entrega del diploma, la medalla y el distintivo institucional de manos de la presidenta Alicia María Zorrilla, el vicepresidente José Luis Moure y el secretario general Rafael Felipe Oteriño.

Oscar Martínez


Foto: Infobae / Gustavo Gavotti

Nació en Buenos Aires el 23 de octubre de 1949. Es actor, autor y director teatral. A los 14 años ingresó a la Escuela Municipal de Arte Dramático y cuatro años más tarde empezó su formación con Juan Carlos Gené, a quien considera su maestro. A los 21 años empezó a trabajar en forma profesional de manera ininterrumpida hasta hoy. Su carrera ha cumplido 45 años y está jalonada por notables éxitos en teatro, cine y televisión.

Ha dirigido en teatro a numerosos y distinguidos intérpretes, entre quienes se cuentan Carmen Maura, Héctor Alterio, Cecilia Roth, José Sacristán, Mercedes Morán, Julio Chávez, Claudia Lapacó y Darío Grandinetti.

Es autor de tres obras teatrales: Ella en mi cabeza, Días contados y Pura ficción. La primera de ellas fue galardonada con el premio ACE a la mejor comedia en 2005 y fue estrenada en diversos países luego de convertirse en la obra de autor nacional de mayor convocatoria de los últimos tiempos.

Ella en mi cabeza fue publicada como libro con prólogo de Santiago Kovadloff, académico de número de la AAL. La edición de Días contados fue prologada por el periodista Carlos Ulanovsky.

De carácter teórico y de reciente publicación bajo el sello Emecé es Ensayo general. Apuntes sobre el trabajo del actor. De esta obra, dijo Norma Aleandro: “Bienvenido este libro de Oscar Martínez. Me parece fascinante que un autor, director y actor nos muestre los senderos que ha recorrido para crear el cuerpo y el alma de los personajes que los actores transformamos en personas. Personajes y personas con pasiones, odios, angustias, amores; con las contradicciones de los santos y de los embusteros, las debilidades de los reyes, de los asesinos y de los justos. He leído con placer sobre las técnicas en las que Oscar cree y en las que no, sobre las mejores herramientas para andar por esos mundo mágicos, angustiosos, oscuros y plenos de felicidad que son los juegos de la creación”.


Oscar Martínez con su mujer Marina Borensztein. Foto: Infobae / Gustavo Gavotti

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