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La Mañana — Juan Páez me invitó a presentar La noche no deja de venir (Córdoba, Editorial Brujas, 2024) a fines de octubre con estas palabras: «Dime tu agenda, ¡si no sos vos, no es nadie!». El que hubiera depositado en mí sin escapatoria posible la tarea de presentar su último libro, me hizo sentir las delicias del halago, pero ni bien comencé a leer con seriedad de presentadora sus páginas, salí del cuasi estado egocéntrico de quien se siente elegido, para dar varios pasos al costado, porque la potencia y la hondura de este libro —en apariencia pequeño— me fueron conduciendo paulatinamente a un estado del espíritu francamente inclasificable: mezcla de deslumbramiento, estupor, ternura y delicadeza.
En un primer momento pensé en hincarle el diente con mis armas habituales, las del oficio, y así le dije a Juan que iba a hablar de las tres líneas temáticas dominantes: la celebración de la amistad (anunciada desde el epígrafe); el amor y el sexo, hilos que anudan gran parte de la trama; y la presencia de la noche como deuteragonista, un segundo personaje importante que domina la escena ya desde el título mismo. Le seguí diciendo luego de que sobre el final hablaría de la literaturidad de su libro, me detendría en la materia poética, en los usos del lenguaje para poner en valor su estatuto de obra literaria.
Ese fue mi plan inicial, pero la lectura y la emoción que ella trajo me llevaron por otros rumbos, más parecidos a los caminos de la noche, de la verdadera noche: de esa que uno sabe dónde comienza, pero es imposible prever dónde termina. La noche es laberíntica, engimática, caótica, seductora y su lógica está regida por la atracción. Se es o no se es de la noche. Uno entra a ella vestido de noche, y de ella se sale desvestido o con las ropas ajadas. Empecé por aquí, porque esta idea de la noche cómo tránsito intenso, transformador y desalienante, es la que más se aproxima a la forma y a la sustancia de este último libro de Juan Páez […].
Seguir leyendo en La Mañana el artículo de María Eduarda Mirande, doctora en Letras, docente e investigadora de la FHYCS-UNJu y académica correspondiente de la AAL con residencia en Jujuy.
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