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El escritor y periodista presentó El secreto de Marcial en la Feria del Libro. La novela recorre el vínculo con su padre y el rol determinante del cine entre ellos. Historias de inmigración, emociones y herencias familiares cruzan este galardonado relato.

Jorge Fernandez Diaz fue entrevistado por Susana Reinoso en el espacio cultural Clarín / Ñ. Foto: Federico Lopez Claro / Clarín.
Inés Hayes, en Clarín — «Yo quise ir a la guerra de Malvinas y en ese entonces mi padre no me decía nada, pero un día me llamó al bar (donde trabajaba) y me llevó al reservado y me preparó un especial de jamón y queso y me dijo: ‘¿Te acuerdas de esa película que vimos en la que tres soldados vuelven de la guerra y uno de ellos vuelve sin un brazo?’. No podía decirme «te quiero, no vayas, quédate en casa», entonces usaba el cine en diagonal, para comunicarse», contó esta tarde el escritor Jorge Fernández Díaz [académico de número de la AAL] en la entrevista pública con la periodista Susana Reinoso en el espacio cultural Clarín / Ñ en la Feria del Libro, en la que presentó su última novela El secreto de Marcial (Planeta).
[…] La primera pregunta de la periodista cultural Susana Reinoso fue sobre cómo había nacido esta nueva novela, cuyo origen puede leerse en Mamá, un libro ficcionado sobre su madre. «Hace 23 o 24 años entrevisté a mi madre que tenía una historia muy sufrida como muchos inmigrantes en la Argentina, una clase media pujante que trajo una ética del esfuerzo y del trabajo. La mayoría de estos inmigrantes tienen hoy entre 80 y 90 años, se van yendo y vamos quedando los hijos y los nietos. Para Mamá, entrevisté durante 50 horas a mi madre y me llevé muchas sorpresas entrevistándola», contó el escritor.
«Creo que sabemos poco de nuestras familias, solo las cosas epidérmicas. Mi madre era una matriona y mi padre era menos hablador, más cerrado. Cuando murió mi padre, en el velorio llegaba mucha gente muy afligida a la que nosotros no conocíamos. Muchas veces me encontraba con gente que me contaba cosas que yo no sabía sobre mi padre, y me pedían que escribiera sobre él, pero no sabía cómo hacerlo porque él ya no estaba y sus amigos tampoco», agregó Fernández Díaz.
Y fue entre sueños cuando «el fantasma de Marcial se aparecía como un tema pendiente, como si me buscara, como si fuera un personaje en busca de su autor y entonces decidí escribir sobre mi padre».
La novela se desarrolla a través de las películas que el narrador y su padre, Marcial veían juntos los fines de semana: «Mi padre y yo teníamos un solo vínculo que fue una educación sentimental no formal que tenía que ver con las películas, con los sábados de súper acción, las viejas películas de Hollywood de los años 40 y 50. Mi padre era mozo de bar, mi madre era camarera, yo veía esas películas siendo un niño. Mirábamos a Humphrey Bogart, veíamos cómo eran los palacios por dentro, cómo se vestían esas mujeres, cómo era la amistad, el heroísmo, la traición. Cuando descubrí que las películas y nuestras vidas estaban tan vinculadas supe cómo escribir este libro» […].
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