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Raúl Aráoz Anzoategui
Eduardo Ceballos, en El Tribuno — A partir de aquella madrugada de abril, en los comienzos de la guerra del Atlántico Sur, la experiencia inédita para todas las generaciones de argentinos del siglo XX, la conciencia de que miles de compatriotas se jugaban la vida en defensa de nuestra soberanía austral, unida al poderoso sentimiento que genera en todos nosotros la usurpación de las islas, inspiró a muchos poetas a expresarlo en un lenguaje sublime.
Nuestro Raúl Aráoz Anzoategui escribió entonces:
Abril, 1982
«Casi nada ha pasado y ya todo es distinto de cuando apenas hace algunas horas nos dimos las buenas noches.
Así de cierto. Lo que tenía que pasar, pasó. Habrá muertos. Y nosotros queremos salvar nuestra desgracia con faroles, con fuegos de artificio; y muchos somos contagiados en nombre de la fraternidad y la justicia.
Pero esta realidad nos enseña, con pelos y señales, a ver de otra manera.
Aunque yo me encueve para no saltar en pedazos, y mis pedazos anden sueltos por la tierra mientras el hombre siga pisoteando la luna hasta que estalle el mundo» (fragmento).
Raúl fue a lo largo de su vida una figura destacada de las letras de Salta y de la Patria. Quizá el punto de partida lo indique la fecha de su primer libro: Elegía a la muerte del General Lavalle, 1941. Tenía 18 años.
Desde 1988, fue miembro correspondiente de la Academia Argentina de Letras […].
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