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El pasado miércoles 29 de octubre, la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) filial Neuquén realizó un acto conmemorativo en el Centro Cultural Alberdi (en la ciudad de Neuquén) en homenaje a Edith Montiel, quien fue académica correspondiente de la AAL y falleció el 30 de octubre de 2024.
Fue por el aniversario de la muerte de quien fue escritora, periodista, escultora y académica correspondiente de la AAL con residencia en Neuquén.
Edith Montiel, fallecida a sus setenta y siete años, fue elegida miembro de la Academia en la sesión del 9 de junio de 2022.
Es autora de una serie de libros para niños (Zoe y los sueños, Zoe y los animales, Zoe y la luna, Zoe y el jardín) y otra juvenil (Tesoros neuquinos I, II, III, El camino del collar). También participó de antologías poéticas y publicó artículos periodísticos de cultura (en los diarios Capital y Confluencia) y trabajos de análisis literario.
Integraba la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) de Neuquén y el Instituto literario y cultural hispánico de California. Fue merecedora de una docena de premios y menciones.
Fotos del acto de Montiel, con muestras de su obra escultórica y literaria


Poemas de Edith Montiel
Por el Día del Escritor (2022)
Escribir es quedar
es jugar y jugarse
mostrar la noche
mientras es de día.
Es abrir la puerta
compartir el sol
la lágrima en rima.
Escribir es la pausa
la coma, el misterio
atrapar el tiempo
conservar la vida.
¡Feliz día del escritor!
Sueños
Alguien soñó sus palabras como semillas
que caen en un suelo fértil.
Alguien soñó que sus brazos
se abrían a los rayos del sol.
Alguien soñó que era agua de lluvia
regando la tierra.
Alguien soñó que su cuerpo cobijaba
un capullo.
Alguien despertó, aspiró el aroma
y encontró una flor.
Destino
Caminé tantas orillas alejada del agua
que mis propias pisadas se volvieron arena.
Caminé tantas orillas sin saber hasta dónde
que nunca supuse que enfrentaría un destino.
Caminé tantas orillas mirando hacia adelante
que ignoré el esplendor que me rodeaba.
En el borde de la cuna
En el borde de la cuna,
tu imagen siempre a mi lado,
y palabras que se mezclan
con mil ecos apagados.
En ese lugar seguro,
tu voz me sonaba a canto,
y no quería irme lejos,
aunque empujaras mis brazos.
En el borde de la cuna,
con esos primeros pasos,
aprendí de precipicios,
de caídas y de saltos.
Fue mientras caminabas,
que me soltaste la mano,
yo te mostraba el rumbo,
y elegiste cómo andarlo.
En el borde de la cuna
te dejé, sin saber cuándo,
pero a veces me haces falta,
y lloro, y río, y te llamo.
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