«Benito Pérez Galdós: años de aprendizaje», por Jorge Cruz

Para la sesión ordinaria del jueves 26 de marzo, no realizada por la cuarentena, el académico de número de la AAL Jorge Cruz preparó su comunicación titulada «Benito Pérez Galdós: años de aprendizaje», en homenaje al escritor español en el año en que se cumplen 100 años de su fallecimiento.

Las comunicaciones de los académicos leídas en sesión ordinaria, o escritas con tal fin pero no leídas por distintas circunstancias, como en este caso, son divulgadas en forma completa en el Boletín Informativo Digital de la AAL.

El artículo de Jorge Cruz se publica a continuación, y también será difundido en el Boletín de la Academia Argentina de Letras —publicación impresa periódica y órgano oficial de la Academia—, en el número que corresponderá al período de enero-junio de 2020.

benito pérez galdós

«El 4 de enero último se cumplieron cien años de la muerte de Benito Pérez Galdós, cuya vida transcurrió entre 1843 y 1920. A lo largo de esos setenta y siete años llegó a ser en España la primera figura literaria, según lo han reconocido críticos de su tiempo y posteriores, connacionales y de otros países y lenguas, autores de libros, capítulos, artículos, prólogos y tesis que completan hoy una bibliografía cuantiosa y creciente. Tuvo en vida prestigio y popularidad. Los amplios murales de sus Episodios Nacionales, ciclos de novelas protagonizadas por personajes de ficción ligados a sucesos trascendentales, reviven la historia española de su siglo, en tanto que las novelas de la sociedad española contemporánea reflejan en el espejo del realismo la existencia de la gente común, el burgués, el ciudadano de la clase media, estamento distintivo de los tiempos modernos. Varias de sus novelas recobraron vigencia adaptadas a otros soportes artísticos, como el cine y la televisión. La palabra sugestiva cedió lugar a la imagen inalterable, al darles un rostro a los personajes y una apariencia precisa a los escenarios. En varios casos, la conversión al nuevo lenguaje produjo obras de primer orden, como la trilogía de Luis Buñuel que integran Nazarín, Viridiana y Tristana, y la adaptación para televisión de Fortunata y Jacinta dirigida por Mario Camus. Estos artistas forjaron obras originales a partir de las creaciones galdosianas y al mismo tiempo ellas contribuyeron a renovar el interés por la lectura de las novelas. Si bien no caben dudas de que Galdós, es, en las letras, uno de los grandes de España, algunos entusiastas de las jerarquías numéricas han ido más allá y le han asignado, en la novela, el segundo lugar después de Cervantes. Galdós fue un devoto de este clásico y podría decirse que un discípulo en lo que concierne a la visión del mundo, a aspectos de la técnica narrativa y al manejo del lenguaje.

Galdós nació en Las Palmas de la Gran Canaria, una de las siete islas del Archipiélago Canario, ocupadas por los españoles a lo largo del siglo XV. Sus habitantes originarios se cree que eran inmigrantes bereberes oriundos de la cercana África. La costa oriental de otra de las islas, la de Fuerteventura (donde, entre paréntesis, pasó parte de su destierro Miguel de Unamuno, en 1924), está a solo ciento veinte kilómetros de las costas africanas y, en ocasiones, el viento transporta hasta allí arenas del desierto. Por ser de las últimas tierras conocidas entonces sobre el Atlántico, las naves que partían rumbo a América anclaban y se abastecían en sus puertos. Durante el siglo siguiente, el XVI, las Canarias pasaron por una situación parecida a la del continente recién descubierto, donde se fundaban ciudades y pueblos y se organizaban las instituciones. Los Pérez, antepasados paternos del novelista, se contaban entre los más antiguos habitantes de la isla, en tanto que los Galdós, antepasados maternos, se habían radicado con posterioridad, en el siglo XVIII, procedentes de Guipúzcoa […]».

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