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En la sesión ordinaria del jueves 10 de abril, el académico de número Santiago Kovadloff leyó su comunicación titulada «Kafka o la resurrección de lo trágico», en homenaje al escritor Franz Kafka nacido en la actual República Checa, de quien el 3 de junio de 2024 se cumplió el centenario de su fallecimiento.
El artículo de Santiago Kovadloff se publica a continuación y también será difundido —como se hace con todas las comunicaciones de los académicos leídas en sesión ordinaria— en el Boletín de la Academia Argentina de Letras —publicación impresa periódica y órgano oficial de la Academia—, en el número que corresponderá al período de enero-junio de 2025.

Santiago Kovadloff — El título de este ensayo adelanta mi propósito: sumarme a quienes, como Sultana Wahnón, consideran que «una de las más importantes particularidades del arte de Kafka y en especial de El proceso es su contribución al renacimiento de lo trágico en la literatura del siglo XX».
Federico Nietzsche compuso El nacimiento de la tragedia; George Steiner, un siglo después, La muerte de la tragedia. Hoy parece ineludible reconocer que, con Kafka, ha tenido lugar la resurrección de la tragedia tras cuatro siglos de silencio.
Se diría que es un hecho incontestable: el origen de la tragedia parece estar irremediablemente perdido en lo remoto. Las hipótesis que intentan revertir lo ineludible de ese extravío no dejan de ser conjeturas. Lo que tienen de atractivas no atenúa su escasa consistencia probatoria.
Lo que en términos de tragedia nos legó el siglo V precristiano es el esplendor de un género. La lenta gestación de ese esplendor, su génesis, sigue siendo oscura y tal vez así sea para siempre. No obstante, con las pocas obras sobre todo de Esquilo y Sófocles que llegaron hasta nosotros, tenemos más que suficiente. Bastan para estremecernos. La grandeza de quienes las crearon late en todas ellas. Ellos configuraron un semblante de lo humano en el que podemos reconocernos todavía.
La tragedia no surgió con la Atenas democrática pero solo prosperó con ella y con ella se extinguió. Renació dos mil años después, en el siglo XVII, entre ingleses y franceses. El absolutismo fue su marco político. Shakespeare, Marlowe, Racine, Corneille, sus voceros indisputados […].
Continuar leyendo la comunicación de Santiago Kovadloff.
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