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Se están redactando guías y manuales de escritura en virtud de que tengan un lenguaje pensado en el destinatario. Entrevista al presidente de la Academia Argentina de Letras, Rafael Felipe Oteriño.

Alejandro Alfonzo, en El Día — Cuando fue nombrado presidente de la Academia Argentina de Letras (AAL) a fines de abril, el poeta y ensayista platense Rafael Felipe Oteriño le dijo a El Día: «Hay mucha confusión en los textos de algunas profesiones, en recetas médicas o en escritos científicos que resultan de difícil comprensión. Nuestra prédica será la de intentar clarificar el lenguaje». También expuso: «Bregaremos por el uso de un lenguaje más claro en todas las profesiones».
Dos meses después, y nuevamente en diálogo con este diario, puntualiza: «Es un reclamo social. La idea es que todas las profesiones —médicos, abogados, jueces, entre otros— tengan un lenguaje claro y accesible». A su vez, disgrega el por qué: «Tiene que ser comprensible», y, quizás lo más importante, para quién: «La idea es pensar en el destinatario, no quedarse solo en el que escribe y que lo hace solo para un ámbito. Que el texto sea comprensible para todos», analiza.
[…] «Esto tiene comienzo en el ámbito jurídico, en el tribunalicio. Allí a las “hojas” se le dicen “fojas”; “ut supra” en vez de decir “más arriba”. Pero los pronunciamientos judiciales se vuelcan sobre la sociedad y acá es donde se impone el destinatario, que es el ciudadano común. Por ejemplo, es muy difícil cumplir una condena si no es clara», explica Rafael Felipe Oteriño.
El derrocamiento del «lenguaje oscuro» —como define Oteriño— es un «tema que lo viene empujando el director de la RAE y que formará parte del análisis en congresos siguientes», manifiesta, y agrega: «La cuestión está instalada en la sociedad. Aún los médicos mayores se han puesto en tendencia que deben cambiar» […].
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