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Santiago Muñoz Machado en la Academia Argentina de Letras.
Crédito: Mariana Nedelcu - Clarín.
Clarín: «Santiago Muñoz Machado, director de la RAE:
“Destrozando la lengua, no se termina con la discriminación”»
El jurista español explicó que la institución no impone cómo deben hablar los hispanoparlantes. En su visita a Buenos Aires, abordó el rol de la RAE, su independencia y los desafíos que enfrenta frente a la inteligencia artificial. Y sobre el lenguaje inclusivo, dijo que la Academia también busca la igualdad de sexos, pero sin «penalizar a la lengua».

Santiago Muñoz Machado en la Academia Argentina de Letras.
Crédito: Mariana Nedelcu - Clarín.
Débora Campos, en Clarín — El jurista español Santiago Muñoz Machado (Pozoblanco, 1949) dirige la Real Academia Española (RAE) y reivindica la tradición que lo enlaza con otros titulares de esa entidad que tampoco provenían de la lingüística, la filología o la literatura. Dice el viernes a la tarde en la sede de la Academia Argentina de Letras (AAL) donde despliega una intensa agenda de reuniones, que «la Academia ha tenido juristas durante los 300 años de su vida, porque los juristas somos gente que jugamos con las palabras y estamos siempre dándole vueltas al idioma».
[…] El intelectual, que es catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, la de Valencia y la de Alcalá de Henares y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), destina parte de su tiempo a conversar sobre la RAE, cuál es su rol, manda o no manda sobre la lengua y cuáles son los desafíos que enfrenta el castellano frente a la inteligencia artificial. De todo eso, charlo con Clarín.
—Los artículos que publicamos sobre el idioma suelen generar mucho interés de las personas que leen el diario. ¿Cuál es su hipótesis sobre esta atención sobre la lengua?
—Estas cosas también pasan en España. Tenemos la Fundación del Español Urgente (Fundeu), patrocinada por la Agencia EFE y la Academia, cuya misión es la de promover el buen uso del español en los medios de comunicación, que emite todos los días una nota dedicada a una palabra. Algunos periódicos tienen una sección fija para esos artículos y es algo que se sigue muchísimo. Luego, hay por lo menos tres o cuatro programas de televisión importantes dedicados a las palabras: Pasapalabra, Cifras y letras, y hay otros. Mi hipótesis es que todos los días nos comunicamos con la lengua, que atraviesa nuestra vida, es aquello que más nos une como pueblo y que nos identifica. Por tanto, es natural que nos interese. En el caso de la RAE, es una institución muy antigua, que tiene 300 años de trabajo a sus espaldas y que ha trabajado muy bien por el idioma. Tenemos buenas razones para estar orgullosos de lo que hemos hecho. Mantiene un prestigio muy importante no porque tengamos ningún poder sancionador detrás para los incumplidores de las normas, sino por su «auctoritas», la autoridad que genera el respeto ganado a lo largo de los años.

Santiago Muñoz Machado en la Academia Argentina de Letras.
Crédito: Mariana Nedelcu - Clarín.
—Es usted un presidente con un perfil que se aleja de las tradicionales disciplinas como la lingüística o la filología, y tampoco es un narrador o poeta. ¿Qué aporta a la RAE la mirada de un jurista, que no ha sido mayoritaria en el último siglo?
—Si me permite, tengo un punto de desacuerdo porque la Academia ha tenido juristas durante sus 300 años de vida porque los juristas somos gente que jugamos con las palabras y estamos siempre dándole vueltas al idioma. Lo nuestro es la argumentación, necesitamos los vocablos para manifestarnos en nuestra profesión. Dicen que es una profesión elocuente. Por tanto, ha habido muchos académicos provenientes de esta disciplina, pero no solo eso. El Diccionario de autoridades, que fue el primer diccionario que publicó la Academia, entre 1726 y 1739, está compuesto con las palabras provenientes de la literatura básica de entonces, pero también de la legislación vigente en aquel momento. Esto suele olvidarse, pero valió tanto el Quijote como la compilación de las leyes de Indias. Por lo tanto, ha habido mucha presencia de juristas en la RAE. Ahora, ¿qué aporta un jurista? Primero, para estar al frente de la Academia hace falta no olvidarse de cuáles son las finalidades básicas de la institución porque por muy especialista que uno sea, esta es una comunidad en la que la especialidad se pierde un poco en beneficio del conjunto. Durante estos años, hemos hecho por primera vez en la historia de la Academia un diccionario de especialidad, en este caso un diccionario jurídico, y vamos a publicar más con el tiempo. Y también creo que desde la perspectiva de una persona que no es estrictamente un lingüista, se aporta a la RAE una visión más generalista, más vinculada a las diferentes expresiones de la sociedad […].
Leer la entrevista completa en Clarín.

Santiago Muñoz Machado en la Academia Argentina de Letras.
Crédito: Mariana Nedelcu - Clarín.
El País: «Muñoz Machado, director de la RAE:
“Es un problema grave que los políticos usen un lenguaje poco cortés”»
Mar Centenera, en El País — El director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, llevó su cruzada por la claridad del lenguaje hasta el extremo sur de América Latina. De visita en Buenos Aires, la Academia Argentina de Letras lo reconoció como nuevo integrante y en la sede de esta institución subrayó que las personas en posiciones de poder «tienen un deber de claridad” al que hoy puede contribuir la inteligencia artificial. El presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) admitió además que «es un problema grave en Argentina y también en España el uso de un lenguaje poco cortés por parte de los políticos» ante el que la RAE no puede actuar.
El jurista y académico español trazó una historia de la pugna de intelectuales y pensadores por lograr una lengua jurídica clara y concisa que evite malentendidos en su discurso El lenguaje del poder y la lengua de los derechos brindado ante académicos y diplomáticos.
Muñoz Machado recurrió al compositor de tangos Enrique Santos Discépolo para definir como «un verdadero ejercicio de atropello a la razón» la forma en que evolucionó el lenguaje usado por los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales a lo largo del siglo XX y cómo esa oscuridad se extendió también a la comunicación del poder económico privado.
«Los poderes públicos y las grandes corporaciones deben usar un lenguaje que el ciudadano pueda entender», respondió a El País al término de su intervención en la Academia Argentina de Letras. «Si no entiende lo que dice el recibo de la luz, una receta o una hipoteca no puede utilizar sus demás derechos para defenderse», agregó.
A diferencia del siglo pasado, el presente le genera ilusión por avances como la inteligencia artificial: «Ayudará a la identificación rápida de las reglas y la interpretación de cualquier mensaje, para que sea comprensible para todos, accesible para las personas que presenten cualquier discapacidad».
Para Muñoz Machado, la inteligencia artificial mejora la capacidad de respuesta de la RAE a las consultas que recibe y su uso se extiende con rapidez para la traducción y corrección de textos. Aún así, pidió cautela: «Tenemos que ser muy cuidadosos de procurar que no se estropee el idioma, que no cree formas de comunicación que puedan ser perjudiciales para la lengua».
El jurista español destacó el interés del periodismo en Argentina por su opinión sobre los insultos del presidente Javier Milei contra todo aquel crítico con su programa económico. Sin nombrarlo de forma explícita, Muñoz Machado reconoció que se trata de un problema de difícil solución: «La Academia puede hacer poco por esto porque esas palabras que utilizan existen en el idioma y están en el diccionario. Lo que pasa es que el diccionario marca las palabras que son soeces, que son insultantes con una marca que dice ‘despectivo’ y quienes las emplean deben saber las connotaciones que en nuestro idioma tiene esa manera de hablar. Y deberían procurar dar ejemplo, porque son personas a las que el pueblo sigue y deberían ser los más cuidadosos con la lengua. Las academias no tienen un poder sancionador, lo tiene la sociedad» [...].
Leer el artículo completo en El País.

Santiago Muñoz Machado, en el acto de su recepción pública en la Academia Argentina de Letras.
Crédito: Enrique García Medina - El País.
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