Homenaje a Manuel Gálvez, fundador de la AAL, en el cincuentenario de su muerte

La Academia Argentina de Letras realizó el martes 6 de noviembre un homenaje a Manuel Gálvez, al cumplirse el cincuentenario de su muerte. El acto se llevó a cabo en el Salón “Leopoldo Lugones” de la AAL
La apertura del acto estuvo a cargo del presidente, académico Dr. Pedro Luis Barcia. A continuación, Delfina Gálvez Bunge oficializó una donación a la AAL de documentación -cartas, apuntes y papeles personales- de don Manuel Gálvez, su padre. Luego se proyectaron dos presentaciones electrónicas: una realizada por don Pablo Williams, nieto de Gálvez, con fotos y música; y la otra con fotos, materiales biográficos y las tapas de sus libros, realizada por María Adela Di Bucchianico, personal de la Biblioteca de nuestra Academia. Finalmente disertaron Pedro Luis Barcia sobre “Panorama de la obra de Gálvez”, la académica y secretaria general de la AAL Norma Carricaburo sobre “Gálvez y la Academia Argentina de Letras” y Lucía Gálvez, una de las nietas del homenajeado, sobre “La Argentina de Gálvez”. Al concluir el acto, la familia Gálvez hizo un brindis con los presentes por la memoria de Manuel Gálvez.
Manuel Gálvez, quien fue académico de nuestra Institución y socio fundacional, nació en Paraná, Entre Ríos, el 18 de julio de 1882, y murió el 14 de noviembre de 1962 en Buenos Aires. El escritor argentino es representante de la novela realista tradicional, fundó la revista Ideas y fue nominado tres veces para el Premio Nobel de Literatura. Como poeta publicó El enigma interior (1907) y Sendero de humildad (1909). Entre su obra novelística están las obras siguientes: La maestra normal (1914), El mal metafísico (1916), La sombra del convento (1917), Nacha Regules (1919), Historia de un arrabal (1922) y Hombres en soledad (1938). También escribió ensayos, libros de temática histórica y obras teatrales, y como biógrafo se destacan sus biografías sobre Hipólito Yrigoyen, Juan Manuel de Rosas y Domingo Faustino Sarmiento. Obtuvo el premio Mitre con Los caminos de la muerte (1928) y el Premio Nacional de Literatura con El general Quiroga (1932).